sábado, 12 de septiembre de 2015

Desde lo profundo del alma. JUng.

El alma es lo vivo en el hombre, lo vivo y causante de vida por sí mismo. El alma, con astucia y juego engañosos, arrastra a la vida la inercia de la materia que no quiere vivir. Convence de cosas increíbles para que la vida sea vivida. Está llena de trampas para que el hombre caiga, toque la tierra y allí se enrede y se quede, y de ese modo la vida sea vivida; tal como Eva en el paraíso no puede dejar de convencer a Adán de la bondad de la manzana prohibida. Si no fuera por la vivacidad y la irisación del alma, el hombre se hubiera detenido dominado por su mayor pasión, la inercia. Un cierto tipo de racionalidad es su abogado, y un cierto tipo de moralidad le da su bendición. Pero el tener alma es el atrevimiento de la vida, porque el alma es un demonio dispensador de vida, que juega su juego élfico por debajo y por arriba de la existencia humana. (...) Es verdad que el alma es impulso vital, pero además tiene algo extrañamente significativo, algo así como un sabersecreto o sabiduría oculta, en notable oposición con su naturaleza élfica irracional... Este aspecto de sabiduría sólo se manifiesta a quien dialoga con el alma. Sólo ese pesado trabajo deja ver en medida creciente que por detrás del juego cruel con el destino humano hay algo así como una secreta intención que parece corresponder a un conocimiento superior de las leyes de la vida.”
* “He regresado, otra vez estoy aquí. Estoy contigo; luego de largos años de vagar. Otra vez, he regresado a ti. Debería contarte todo lo que he visto, experimentado, bebido en mi interior? O no quieres oír nada acerca de todo el ruido de la vida y el mundo? Pero una cosa debes saber, una cosa he aprendido: que hay que vivir esta vida. Esta vida es el camino, el más buscado, el camino hacia lo incomprensible, que llamamos Divino. No hay otro camino. Todos los caminos son senderos falsos. Yo hallé el camino correcto, me condujo hacia ti: a mi alma. Regreso, moderado y purificado.
Entonces yo estaba totalmente absorto en el espíritu de los tiempos y pensaba de forma diferente que el alma humana. Pensaba y hablaba mucho acerca del alma; sabía muchas palabras eruditas acerca del alma; la juzgaba ya hacía de ella un objeto científico. No consideré que el alma no puede ser objeto de mi cono-cimiento. Mucho más son mi juicio y mi conocimiento el objeto de mi alma. Por lo tanto el espíritu de las profundidades me presionaba para que hablara a mi alma, para que la llamara como un ser vivo e independiente cuyo redescubrimiento significa buena fortuna para mí. Me había perdido de mi alma durante muchos años. El espíritu de las profundidades ve el alma como un ser independiente, vivo, y con ello contradice al espíritu de los tiempos, para quien el alma es algo dependiente de la persona que se deja ordenar y juzgar, es decir, algo cuyo alcance podemos captar. Ante el espíritu de las profundidades, este pensamiento es presunción y arrogancia. Por lo tanto, el gozo de mi redescubrimiento fue humilde... Sin el alma, no hay forma de salir de este tiempo.”
* “Lo que cuenta y que para mí tiene sentido, es vivir tan plenamente como sea posible para satisfacer la voluntad divina en mí. Esta tarea me absorbe tanto que ya no tengo más tiempo para otra cosa. Si viviéramos todos de esta manera, no necesitaríamos ni ejército, ni policía, ni diplomacia, ni política, ni bancos. Nuestra vida sería sensata y no sería una locura tal como lo es actualmente.”
Imágenes de el "Libro Rojo" (textos escritos a mano por Carl Jung, e ilustrados por él mismo)



Enrique Fernando Villa Ramirezhttps://www.facebook.com/Desdeloprofundodelalma?ref=ts&fref=ts 

jueves, 26 de febrero de 2015

(Enrique Galán Santamaría, Introducción a: C. G. Jung, La práctica de la psicoterapia, O.C. vol. 16)

"`La transferencia es el intento del paciente de establecer un rapport psíquico con el médico. El paciente necesita esta relación para superar la disociación’ [C. G. Jung]. Una `relación de confianza de la que depende en última instancia el éxito de la terapia'. (…)
Jung presenta la transferencia fundamentada en el arquetipo de la coniunctio. (…) Jung añade a la concepción freudiana de la transferencia su contenido arquetípico. (…)
`Mi única regla del oficio es considerar el psicoanálisis como una conversación completamente normal y razonable, evitando asimismo cualquier apariencia de conjuro médico’, pues `el objetivo es educar al paciente de tal modo que cure por sí mismo y por su propia determinación, [según] los principios del tratamiento analítico, que quiere evitar cualquier violencia y dejar que todo salga del propio paciente’, en `el camino hacia la libertad que el médico debiera indicar a su enfermo’ [C. G. Jung]."