martes, 25 de febrero de 2014

(James Astor, Michael Fordham : innovations in analytical psychology, pag. 34-37, 47-51, 53-54, 71)

“Fordham consideró la obra de Jung complementaria a la de Freud (…)

Cuando Fordham estuvo trabajando como psiquiatra, se dio cuenta de que los niños con problemas traídos a consulta por sus padres mostraban características en el desarrollo de su personalidad que tenían semejanzas con las observaciones de Jung acerca del simbolismo del mándala (…)

En los estudios de Jung sobre el mándala [se explica que] el simbolismo del centro, los contenidos que lo rodean y el límite de la circunferencia representan el self [= sí-mismo], el cual Jung distinguió del yo. Fordham advirtió en los niños pequeños una relación entre la aparición de este límite, a menudo un círculo y el comienzo del desarrollo del yo

El límite de la circunferencia por lo tanto podía representar, pensó, al yo, pero también se refería al self, porque el yo está sobre un continuum junto con el self siendo un representante en la consciencia de parte del self (…)

Una de las dificultades para diferenciar las acciones del self de las actividades del yo en la infancia es que fenomenológicamente son las mismas (…)

Gradualmente, sin embargo, la evidencia empírica fue tan contundente que tuvo que encarar el hecho de que estos eran símbolos del self en la infancia y que esto iba a tener consecuencias para el desarrollo del yo. Con posterioridad sus contribuciones a este concepto enfatizaron la naturaleza de la individuación como un proceso dinámico, llevado a cabo a lo largo de toda la vida, que comienza en la infancia (…)

Lo que los kleinianos llaman la posición depresiva (…) Fordham lo llama proceso de individuación en la infancia (…)

El self, como Fordham lo concibe, es tanto un instigador como un receptor de la experiencia infantil (…) Esto ha dado lugar a una teoría del desarrollo del yo que es particularmente junguiana, para la cual la interacción entre la madre y el bebé asegura la unicidad [uniqueness] de la situación, una unicidad creada tanto por el niño como por la madre, sin perjuicio de la inclusión del contenido arquetípico de las proyecciones (…)

Fordham pudo discernir en los dibujos alquímicos el mismo proceso inconsciente que el que mostraba el niño (…)

A la luz del material que estaba descubriendo, Fordham comenzó a pensar que debía existir un self primario (…) Debía haber, pensó, un estado original de integración (…) El self primario se expresa a través de acciones que le ponen en contacto con el medio ambiente (…)

Si había evidencia de las acciones del self en la infancia esto implicaba que el proceso de individuación está activo en la infancia (…) Los objetivos de la infancia fueron vistos como distintos de los objetivos de la edad madura (…)

Deintegración era el término que usaba cuando se refería a la energía que va hacia afuera, hacía los objetos, y reintegración cuando se refería a la energía que estaba retornando al self.

En esencia, deintegración y reintegración describen un fluctuante estado de aprendizaje en el cual el infante se abre a sí mismo a nuevas experiencias y después se aparta de ellas a fin de reintegrar y consolidar estas experiencias. Durante una actividad reintegrativa, el infante mantiene la continuidad con el núcleo de su self (o su centro), mientras que aventurándose en el mundo externo acumula experiencia (…)

Poco después del nacimiento la madre y el niño comienzan a recibir información el uno del otro (…) Una consecuencia de estas tempranas interacciones es que el yo comienza a formarse (…) El más significativo deintegrado del self es el yo (…)

La relación del yo con el self es una dinámica en la cual el yo es un deintegrado del self, y mantiene una continuidad con él (…) Dios (el self) hecho hombre (el yo) (…) Un deintegrado del self se llevaría consigo características de la totalidad (…)

Tal como el self encuentra el medio ambiente se forman los objetos (…)

Al principio no hay mucha distinción entre sujeto y objeto (…) La separación de sujeto y objeto frecuentemente comienza cuando el infante encuentra aspectos del medio ambiente a los que le es difícil adaptarse (…)

Este proceso de separación del `yo’ y el `no yo’ fue considerado por Fordham como el comienzo del proceso de individuación.”

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