martes, 29 de abril de 2014
PSICOLOGIA ANALITICA : (C. G. Jung, `Acerca de la psicología y patología ...
PSICOLOGIA ANALITICA : (C. G. Jung, `Acerca de la psicología y patología ...: “Todos los seres humanos observan mal las cosas a las que no están acostumbrados. (…) Todos los fenómenos en los que el espiritismo di...
(C. G. Jung, `Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos’; en: Estudios psiquiátricos, O.C. vol. I, parágrafo 130, 131, 150)
“Todos los seres humanos observan mal las cosas a las que no están acostumbrados. (…)
Todos los fenómenos en los que el espiritismo dice que actúan los espíritus están ligados a la presencia de ciertas personas, los `médiums’. (…)
En todo caso, pienso que tal como están las cosas lo mejor que podemos hacer es esperar tranquilamente a que se produzcan nuevos fenómenos físicos grandes.
Si una vez retirados el engaño consciente e inconsciente, la ilusión, los prejuicios, etc., aún queda algo positivo, la ciencia exacta conquistará este territorio y lo someterá al examen del experimento, igual que ha sucedido con todas las demás cosas de la experiencia humana.
Naturalmente, es lamentable que muchos espiritistas se atribuyan `ciencia’ y `conocimiento científico’. A estas personas no les falta sólo crítica, sino también los conocimientos psicológicos más elementales.
Por lo demás, en el fondo no quieren aprender, sino creer, lo cual es una arrogancia ingenua a la vista de la imperfección humana.”
(C. G. Jung, `Sobre los fenómenos espiritistas´; en: La vida simbólica, O.C. vol 18/I, parágrafos 725, 738, 740)
“Los problemas inconscientes de los habitantes de una casa pueden dar pie a estas exteriorizaciones; pues a menudo los contenidos inconscientes constelados tienen la tendencia a manifestarse exteriormente de alguna manera.”
(C. G. Jung, `Prólogo y contribución al libro de Fanny Moser Spuk: irrglaube oder wahrglaube? ´ [`Los fantasmas: ¿una fe falsa o una fe verdadera?’]; en: La vida simbólica, O.C. vol 18/I, parágrafo 769)
“Cuando se trata de fenómenos parapsíquicos, por regla general éstos parecen estar vinculados a la presencia de un médium. Dichos fenómenos son, al menos en lo que alcanza mi experiencia, efectos exteriorizados de complejos inconscientes. (…)
Dudo de que un método y una observación exclusivamente psicológicos puedan juzgar con imparcialidad el fenómeno en cuestión.”
(C. G. Jung, `Los fundamentos psicológicos de la creencia en los espíritus’; en La dinámica de lo inconsciente, parágrafo 600)
“Nos topamos aquí con lo que es la característica propia de todas las escisiones histéricas de la consciencia. (…)
Si aplicamos estas experiencias a nuestro caso, llegamos a la esclarecedora hipótesis de que los estratos de lo inconsciente a los que no ha llegado la escisión se esfuerzan ciertamente, bajo la influencia de sugestiones apropiadas, por representar la unidad de la personalidad automática, pero esos esfuerzos fracasan al topar con el trastorno, más profundo y más elemental, producido por el ataque histérico, ataque que impide una síntesis más perfecta. (…)
Estoy muy lejos de creer que he alcanzado con este trabajo algún resultado concluyente y científicamente satisfactorio.”
(C. G. Jung, `Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos’; en: Estudios psiquiátricos, O.C. vol. I, parágrafo 130, 131, 150)
Todos los fenómenos en los que el espiritismo dice que actúan los espíritus están ligados a la presencia de ciertas personas, los `médiums’. (…)
En todo caso, pienso que tal como están las cosas lo mejor que podemos hacer es esperar tranquilamente a que se produzcan nuevos fenómenos físicos grandes.
Si una vez retirados el engaño consciente e inconsciente, la ilusión, los prejuicios, etc., aún queda algo positivo, la ciencia exacta conquistará este territorio y lo someterá al examen del experimento, igual que ha sucedido con todas las demás cosas de la experiencia humana.
Naturalmente, es lamentable que muchos espiritistas se atribuyan `ciencia’ y `conocimiento científico’. A estas personas no les falta sólo crítica, sino también los conocimientos psicológicos más elementales.
Por lo demás, en el fondo no quieren aprender, sino creer, lo cual es una arrogancia ingenua a la vista de la imperfección humana.”
(C. G. Jung, `Sobre los fenómenos espiritistas´; en: La vida simbólica, O.C. vol 18/I, parágrafos 725, 738, 740)
“Los problemas inconscientes de los habitantes de una casa pueden dar pie a estas exteriorizaciones; pues a menudo los contenidos inconscientes constelados tienen la tendencia a manifestarse exteriormente de alguna manera.”
(C. G. Jung, `Prólogo y contribución al libro de Fanny Moser Spuk: irrglaube oder wahrglaube? ´ [`Los fantasmas: ¿una fe falsa o una fe verdadera?’]; en: La vida simbólica, O.C. vol 18/I, parágrafo 769)
“Cuando se trata de fenómenos parapsíquicos, por regla general éstos parecen estar vinculados a la presencia de un médium. Dichos fenómenos son, al menos en lo que alcanza mi experiencia, efectos exteriorizados de complejos inconscientes. (…)
Dudo de que un método y una observación exclusivamente psicológicos puedan juzgar con imparcialidad el fenómeno en cuestión.”
(C. G. Jung, `Los fundamentos psicológicos de la creencia en los espíritus’; en La dinámica de lo inconsciente, parágrafo 600)
“Nos topamos aquí con lo que es la característica propia de todas las escisiones histéricas de la consciencia. (…)
Si aplicamos estas experiencias a nuestro caso, llegamos a la esclarecedora hipótesis de que los estratos de lo inconsciente a los que no ha llegado la escisión se esfuerzan ciertamente, bajo la influencia de sugestiones apropiadas, por representar la unidad de la personalidad automática, pero esos esfuerzos fracasan al topar con el trastorno, más profundo y más elemental, producido por el ataque histérico, ataque que impide una síntesis más perfecta. (…)
Estoy muy lejos de creer que he alcanzado con este trabajo algún resultado concluyente y científicamente satisfactorio.”
(C. G. Jung, `Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos’; en: Estudios psiquiátricos, O.C. vol. I, parágrafo 130, 131, 150)
PSICOLOGIA ANALITICA : (C. G. Jung, Sobre el Zaratustra de Nietzsche, vol...
PSICOLOGIA ANALITICA : (C. G. Jung, Sobre el Zaratustra de Nietzsche, vol...: “¿Qué es el sí-mismo [el self]? Naturalmente, nuestro sentido común podría decir: el sí-mismo, es decir, yo mismo. ¿Y quién soy yo...
(C. G. Jung, Sobre el Zaratustra de Nietzsche, vol. II, 5 de mayo de 1937)
“¿Qué es el sí-mismo [el self]?
Naturalmente, nuestro sentido común podría decir: el sí-mismo, es decir, yo mismo. ¿Y quién soy yo mismo? El yo, yo mismo. Y respondiendo así estarías completamente equivocado.
Este es el motivo por el que la gente llama Nietzsche individualista o egotista. Sin embargo está perfectamente claro que él es dos, Nietzsche y Zaratustra. Nietzsche es el `yo’, su ego, y el sí-mismo es presumiblemente Zaratustra;
hemos visto con frecuencia en las sesiones anteriores que en realidad Zaratustra está en el lugar de, o representa, el sí-mismo.
Zaratustra, que es la imagen arquetípica del anciano sabio, naturalmente contiene el sí-mismo, como en todos los casos en los que esta figura llega a ser una experiencia psicológica.
Como el ánima en el caso de un hombre contiene el Sí-mismo.
El ánima es algo distinto del ego. Si uno se identifica con el ánima se verá en problemas, será neurótico. (…)
Por eso, si dijeras `yo soy mi Sí-mismo’, serías neurótico, como Nietzsche de hecho lo fue, ya que se identificaba con Zaratustra.”
(C. G. Jung, Sobre el Zaratustra de Nietzsche, vol. II, 5 de mayo de 1937)
Naturalmente, nuestro sentido común podría decir: el sí-mismo, es decir, yo mismo. ¿Y quién soy yo mismo? El yo, yo mismo. Y respondiendo así estarías completamente equivocado.
Este es el motivo por el que la gente llama Nietzsche individualista o egotista. Sin embargo está perfectamente claro que él es dos, Nietzsche y Zaratustra. Nietzsche es el `yo’, su ego, y el sí-mismo es presumiblemente Zaratustra;
hemos visto con frecuencia en las sesiones anteriores que en realidad Zaratustra está en el lugar de, o representa, el sí-mismo.
Zaratustra, que es la imagen arquetípica del anciano sabio, naturalmente contiene el sí-mismo, como en todos los casos en los que esta figura llega a ser una experiencia psicológica.
Como el ánima en el caso de un hombre contiene el Sí-mismo.
El ánima es algo distinto del ego. Si uno se identifica con el ánima se verá en problemas, será neurótico. (…)
Por eso, si dijeras `yo soy mi Sí-mismo’, serías neurótico, como Nietzsche de hecho lo fue, ya que se identificaba con Zaratustra.”
(C. G. Jung, Sobre el Zaratustra de Nietzsche, vol. II, 5 de mayo de 1937)
PSICOLOGIA ANALITICA : (Aniela Jaffé, An archetypal approach to death dre...
PSICOLOGIA ANALITICA : (Aniela Jaffé, An archetypal approach to death dre...: “El bien conocido y a menudo sorprendente vínculo telepático entre la madre y el niño merece una atención especial. Una madre a menu...
(Aniela Jaffé, An archetypal approach to death dreams and ghosts)
“El bien conocido y a menudo sorprendente vínculo telepático entre la madre y el niño merece una atención especial.
Una madre a menudo `sabe’ lo que le está sucediendo a su niño/a o su niño/a `sabe’ lo que la madre está sintiendo y pensando.
La relación madre-niño/a representa una situación arquetípica por excelencia. (…)
Después del nacimiento (…) una fuerte relación psíquica continúa en vigor durante mucho más tiempo, la raíz de esta relación se encuentra más en el reino del inconsciente que en la consciencia.
El inconsciente es el fundamento de toda clase de comprensión interpersonal.
En algunas relaciones humanas los vínculos inconscientes son mucho más fuertes porque están basados en un arquetipo.
Tal es el lazo que existe entre la madre y el niño.
Otro ejemplo es la situación que se da entre el analista y el analizado. (…) Aquí para que se produzcan fenómenos de sincronicidad no es necesario un impulso tan fuerte como es preciso en el caso de personas que no están unidas por una situación arquetípica.”
La microfísica y la psicología analítica parecen tener un fondo común sobre el cual Jung escribió: `es tanto físico como psíquico, y por lo tanto ni lo uno ni lo otro, sino más bien una tercera entidad de naturaleza neutral, que a lo sumo puede ser captada a través de indicios, ya que en esencia es transcendente’.” [C. G. Jung, Mysterium coniunctionis]
(Aniela Jaffé, An archetypal approach to death dreams and ghosts)
Una madre a menudo `sabe’ lo que le está sucediendo a su niño/a o su niño/a `sabe’ lo que la madre está sintiendo y pensando.
La relación madre-niño/a representa una situación arquetípica por excelencia. (…)
Después del nacimiento (…) una fuerte relación psíquica continúa en vigor durante mucho más tiempo, la raíz de esta relación se encuentra más en el reino del inconsciente que en la consciencia.
El inconsciente es el fundamento de toda clase de comprensión interpersonal.
En algunas relaciones humanas los vínculos inconscientes son mucho más fuertes porque están basados en un arquetipo.
Tal es el lazo que existe entre la madre y el niño.
Otro ejemplo es la situación que se da entre el analista y el analizado. (…) Aquí para que se produzcan fenómenos de sincronicidad no es necesario un impulso tan fuerte como es preciso en el caso de personas que no están unidas por una situación arquetípica.”
La microfísica y la psicología analítica parecen tener un fondo común sobre el cual Jung escribió: `es tanto físico como psíquico, y por lo tanto ni lo uno ni lo otro, sino más bien una tercera entidad de naturaleza neutral, que a lo sumo puede ser captada a través de indicios, ya que en esencia es transcendente’.” [C. G. Jung, Mysterium coniunctionis]
(Aniela Jaffé, An archetypal approach to death dreams and ghosts)
(C. G. Jung, Sobre el Zaratustra de Nietzsche, edición abreviada, 2 y 9 de mayo de 1934)
“Dr.
Jung: Zaratustra no es en absoluto una figura meramente metafórica o
poética inventada por el propio autor. [Nietzsche] Una vez escribió a su
hermana que Zaratustra ya se le había aparecido en un sueño cuando era
un niño (...)
Zaratustra como la representación de la figura arquetípica del anciano sabio (...)
"¿Qué sería de mí si no estuviera con vosotros, yo con mis animales, mi águila y mi serpiente?" [F. Nietzsche, Así habló Zaratustra] Ahora, ¿qué significa eso?
Sra. Schlegel: Los instintos.
Dr. Jung: Sí, los animales significan instintos, pero ¿que sería el águila? - ¿Y la serpiente?
Sra. Schlegel: El águila sería la intuición, y la serpiente sería los poderes ctónicos.
Dr. Jung: ¿Qué entiendes por poderes ctónicos?
Sr. Allemann: El espíritu de la naturaleza, la sabiduría ctónica .
Dr. Jung: Se podría decir espíritu, pero hay que saber qué significa ctónico (...) ¿Qué es psicológicamente?
La señorita Hannah: Si el águila es la intuición, supongo que es una sensación.
Dr. Jung: Eso es cierto; también se puede tomar de una manera muy general como ser aéreo. Así el águila sería el espíritu y la serpiente sería el cuerpo, ya que la serpiente es el representante secular de los mundos inferiores, del vientre con su contenido y los intestinos, por ejemplo. Es el movimiento peristáltico, es la personificación del sistema simpático, por así decirlo.
Por lo tanto, siempre es la personificación de todo lo que viene del cuerpo, la sexualidad y cada función física fundamental; también todos los hechos de la realidad, que las cosas cuestan dinero o que la habitación está caliente, que tu cama es dura, que tus ropas son caras (…) todas estas cosas son ctónicas (…)
Por otro lado, el águila vuela alto, está cerca del sol. Es un hijo del sol -maravilloso. El pájaro de la luz, es el altísimo pensamiento (...)
Ahora, ¿qué significa que (…) estos dos animales simbólicos aparezcan a tu lado? (...)
Cuando estás acompañado por un animal en un sueño, ¿qué significa? Esto sucede con mucha frecuencia.
Sr. Allemann: Significa que tus instintos están contigo.
Dr. Jung: Sí, y ese no es siempre el caso, ya sabes; muy a menudo vamos en contra de los instintos o estamos en una posición oblicua hacia ellos.
Así que cuando el texto dice que Zaratustra está con su serpiente y su águila, significa, como en los sueños, que camina en paralelo a sus instintos; está en lo correcto, tanto desde un punto de vista espiritual, como desde un punto de vista ctónico.”
(C. G. Jung, Sobre el Zaratustra de Nietzsche, edición abreviada, 2 y 9 de mayo de 1934)
https://www.facebook.com/seminariosjung?ref=hl
Zaratustra como la representación de la figura arquetípica del anciano sabio (...)
"¿Qué sería de mí si no estuviera con vosotros, yo con mis animales, mi águila y mi serpiente?" [F. Nietzsche, Así habló Zaratustra] Ahora, ¿qué significa eso?
Sra. Schlegel: Los instintos.
Dr. Jung: Sí, los animales significan instintos, pero ¿que sería el águila? - ¿Y la serpiente?
Sra. Schlegel: El águila sería la intuición, y la serpiente sería los poderes ctónicos.
Dr. Jung: ¿Qué entiendes por poderes ctónicos?
Sr. Allemann: El espíritu de la naturaleza, la sabiduría ctónica .
Dr. Jung: Se podría decir espíritu, pero hay que saber qué significa ctónico (...) ¿Qué es psicológicamente?
La señorita Hannah: Si el águila es la intuición, supongo que es una sensación.
Dr. Jung: Eso es cierto; también se puede tomar de una manera muy general como ser aéreo. Así el águila sería el espíritu y la serpiente sería el cuerpo, ya que la serpiente es el representante secular de los mundos inferiores, del vientre con su contenido y los intestinos, por ejemplo. Es el movimiento peristáltico, es la personificación del sistema simpático, por así decirlo.
Por lo tanto, siempre es la personificación de todo lo que viene del cuerpo, la sexualidad y cada función física fundamental; también todos los hechos de la realidad, que las cosas cuestan dinero o que la habitación está caliente, que tu cama es dura, que tus ropas son caras (…) todas estas cosas son ctónicas (…)
Por otro lado, el águila vuela alto, está cerca del sol. Es un hijo del sol -maravilloso. El pájaro de la luz, es el altísimo pensamiento (...)
Ahora, ¿qué significa que (…) estos dos animales simbólicos aparezcan a tu lado? (...)
Cuando estás acompañado por un animal en un sueño, ¿qué significa? Esto sucede con mucha frecuencia.
Sr. Allemann: Significa que tus instintos están contigo.
Dr. Jung: Sí, y ese no es siempre el caso, ya sabes; muy a menudo vamos en contra de los instintos o estamos en una posición oblicua hacia ellos.
Así que cuando el texto dice que Zaratustra está con su serpiente y su águila, significa, como en los sueños, que camina en paralelo a sus instintos; está en lo correcto, tanto desde un punto de vista espiritual, como desde un punto de vista ctónico.”
(C. G. Jung, Sobre el Zaratustra de Nietzsche, edición abreviada, 2 y 9 de mayo de 1934)
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(C. G. Jung, Visiones, vol. I, 25 de noviembre de 1931)
“Dr. Jung: La planta simboliza un principio completamente diferente que el animal. (…)
El principio de la planta –hablo ahora del árbol- es el de un crecimiento cada vez mayor. Puede llegar a una edad muy avanzada, hasta que de repente la muerte interviene; en tanto que en el animal se da una especie de cenit seguido de un descenso, generalmente un decaimiento gradual.
Por consiguiente el ritmo de la vida de un árbol obviamente no está impulsado como el de un animal, carece de pasiones violentas, de impulsos, de pánico, tiene sus raíces en el suelo y allí permanece.
Por eso el principio simbólico del árbol es ciertamente diferente que el del animal, es justo el contrario.
Por otra parte, todos los animales en realidad son parásitos de las plantas. (…) Ya que los animales viven de las plantas, desde un punto de vista intuitivo la planta es realmente la madre de toda vida, mucho más vieja que la vida animal y de mucha mayor importancia básica: uno podría decir la vida detrás de la vida.
Por lo tanto el árbol simboliza siempre aquella cosa sobre la que se basa nuestra vida animal; es también vida, pero remota, más allá de nuestro entendimiento. (…)
Mr. Baumann: (…) La planta es mucho más simbólica [que el animal], conecta la tierra con el cielo; (…) la planta significa al mismo tiempo el espíritu.
Dr. Jung: Completamente cierto.”
(C. G. Jung, Visiones, vol. I, 25 de noviembre de 1931)
https://www.facebook.com/ seminariosjung
El principio de la planta –hablo ahora del árbol- es el de un crecimiento cada vez mayor. Puede llegar a una edad muy avanzada, hasta que de repente la muerte interviene; en tanto que en el animal se da una especie de cenit seguido de un descenso, generalmente un decaimiento gradual.
Por consiguiente el ritmo de la vida de un árbol obviamente no está impulsado como el de un animal, carece de pasiones violentas, de impulsos, de pánico, tiene sus raíces en el suelo y allí permanece.
Por eso el principio simbólico del árbol es ciertamente diferente que el del animal, es justo el contrario.
Por otra parte, todos los animales en realidad son parásitos de las plantas. (…) Ya que los animales viven de las plantas, desde un punto de vista intuitivo la planta es realmente la madre de toda vida, mucho más vieja que la vida animal y de mucha mayor importancia básica: uno podría decir la vida detrás de la vida.
Por lo tanto el árbol simboliza siempre aquella cosa sobre la que se basa nuestra vida animal; es también vida, pero remota, más allá de nuestro entendimiento. (…)
Mr. Baumann: (…) La planta es mucho más simbólica [que el animal], conecta la tierra con el cielo; (…) la planta significa al mismo tiempo el espíritu.
Dr. Jung: Completamente cierto.”
(C. G. Jung, Visiones, vol. I, 25 de noviembre de 1931)
https://www.facebook.com/
(Radmila Moacanin, Dos caminos hacia el corazón : la psicología de Jung y el budismo tibetano)
“La
razón para hablar sobre el budismo tántrico y relacionarlo con la
psicología de Jung, se basa en mi impresión de que esta forma particular
de budismo está más directamente ligada a los temas y problemas que
preocuparon a Jung a lo largo de su vida; sobre todo el proceso de crecimiento de la conciencia y la transformación espiritual. (…)
Era inevitable que durante los siglos posteriores a la muerte de Buda emergieran diferencias doctrinales y se desarrollara una gran variedad de tradiciones.
Surgieron dos grandes sistemas: Hinayana o `Pequeño Vehículo’, y Mahayana o `Gran Vehículo’ (…)
El Hinayana enfatiza las reglas morales estrictas y la adhesión a austeras normas de conducta. La meta última es alcanzar la propia salvación. (…)
El Mahayana continúa donde el Hinayana abandona: la meta última de los mahayanistas es buscar la salvación, no para ellos mismos sino para beneficio de todos los seres. (…)
El budismo tibetano forma parte del Mahayana. (…) Con el budismo tántrico o Vajrayana –el tercer vehículo, aunque forma parte de la escuela Mahayana, el budismo tibetano alcanza su desarrollo más elevado y magnífico.
Siguiendo el corto camino del tantra, también conocido como el Vehículo del Diamante, el adepto puede alcanzar la iluminación en una sola vida, mientras que, según el pensamiento budista, en todos los demás caminos graduales se necesita mucho tiempo, `eón tras eón’, para alcanzar el estado de Buda.
La palabra sánscrita `tantra’ está relacionada con la idea de tejer: sugiere actividad, continuidad y también interdependencia e interrelación.
El budismo tántrico se basa en la filosofía del Madhyamika, que conforma esencialmente el concepto del Camino del Medio, la visión libre de los dos extremos, eternalismo y nihilismo.
No contempla ni las especulaciones metafísicas ni las prácticas ascéticas de algunas otras sectas. (…)
Gracias a la alquimia y su simbolismo, Jung se dio cuenta de que la transformación de la personalidad ocurre con la interacción entre el ego y el inconsciente, a partir de la cual emerge un nuevo ser
Es un nuevo ser, aunque no enteramente nuevo porque ha estado siempre ahí, pero dormido y escondido en el caos del inconsciente.
El proceso requiere una comunicación abierta entre la mente consciente y su contraparte inconsciente, una sensibilidad hacia las señales del inconsciente, que se comunica en el lenguaje de los símbolos.
Es el diálogo constante entre lo externo y lo interno, la vida mundana y su dimensión simbólica: los sueños, las fantasías, las visiones. (…)
Los dos sistemas aparentemente opuestos, el científico racional y el intuitivo filosófico, no son de ninguna manera contradictorios.
En su libro El Tao de la física, Fritjof Capra apunta a este tema en concreto, y afirma la existencia de paralelismos muy próximos entre los conceptos básicos de la física moderna y las enseñanzas místicas orientales.
Los descubrimientos de la física teórica revelan un universo que es un proceso armónico, unificado, un tejido dinámico de elementos interrelacionados. Éste es, precisamente, el pensamiento fundamental en las filosofías budista y taoísta.
Y para Jung, los sucesos sincrónicos apuntan a `una profunda armonía entre todas las formas de existencia’. Cuando se experimenta como tal, se convierte en un suceso tremendamente poderoso que da al individuo un sentido de trascendencia del tiempo y del espacio. (…)
De la misma forma que la `cura de almas’ era la tarea y el papel de Jung, el sufrimiento y la emancipación del sufrimiento, o liberación, constituye la meta última del budismo. (…)
Las imágenes antropomórficas tántricas son consideradas como arquetipos; no obstante, para el meditador devienen reales. Según Jung, los arquetipos cobran vida cuando adquieren significado para uno mismo.
Como todos los símbolos poderosos, las imágenes tántricas, imbuidas de emoción, ganan numinosidad y proporcionan a los meditadores la energía que los transporta un paso más allá, al interior de otro reino psicológico: el transpersonal, el espiritual. (…)
Junto con las deidades pacíficas y airadas, hay otra categoría de `seres’ que desempeñan un papel importante en el budismo tibetano. Son las llamadas dakinis, que tienen cualidades divinas o demoniacas, y pueden representar el impulso humano de inspiración.
Son personalizaciones femeninas de conocimiento y poderes mágicos, y se las describe como `genios de la meditación y ayudantes espirituales’, capaces de despertar las fuerzas durmientes escondidas en la oscuridad del inconsciente.
La palabra dakini, o en tibetano, khadoma, significa `espacio’ y `eter’, refiriéndose a aquello que hace posible el movimiento. (…)
En Occidente, el símbolo tántrico de la dakini ha sido comparado a veces con el concepto junguiano de uno de los arquetipos más importantes, el del ánima.
Éste último se refiere generalmente al aspecto femenino de la psique masculina. El ánima aparece en diferentes formas y tiene atributos tanto demoniacos como benevolentes. Puede ser una guía y mediadora, conduciendo al hombre a su transformación o a su perdición. (…)
Una dakini puede a veces corresponder al arquetipo del ánima, pero también puede ser igualmente el equivalente del arquetipo del `viejo hombre sabio’. (…)
Pero se debe enfatizar, una vez más, que estas imágenes antropomórficas del panteón tántrico (deidades, yidams y dakinis) no se perciben como seres externos, sino como reflejos de la propia mente individual y se revelan en experiencias internas.
Por ello, toda la variedad de figuras arquetípicas puede aparecer de una forma u otra en distintos momentos y bajo diferentes circunstancias.
La meta es establecer contacto con estas realidades psíquicas y llevarlas a la conciencia o, como diría Jung, traerlas a nuestra propia alma.
Jung reconocía que la función religiosa no es una cuestión de fe o una forma externa en la que el alma está completamente insensible; muy al contrario, está enraizada en la psique humana y anhela expresarse, pero sólo puede descubrirse a través de la propia experiencia directa. (…)
El Sí mismo se hace consciente y se libera de la identificación inconsciente con el ego. En otras palabras, el Sí mismo, Dios, Buda, Vajra Yoguini, debe ser redimido por la conciencia humana. Ésta es la meta última del desarrollo psicológico en el contexto de la psicoterapia de Jung. (…)
El significado de la palabra bardo se deriva de bar que significa `entre’ y de do, que quiere decir `isla’ o `marca’. Por consiguiente, es `una especie de mojón que se levanta entre dos puntos’, y se refiere a un estado intermedio, a un periodo de transición. (…)
Son estados inciertos, tiempos de crisis, en los que la tensión es máxima, pero también son los más fecundos psicológicamente, pues son momentos en los que el cambio puede ocurrir más rápidamente. (…)
`La cuestión no es la conversión en el opuesto, sino la conservación de los valores previos junto con el reconocimiento de su oposición’. [Jung] No se rechaza nada, y no se acepta nada como un absoluto. (…)
El punto central en la filosofía de Nagarjuna es la regla del Camino del Medio, que en la práctica significa: `ver las cosas tal como son, aceptar la posibilidad de determinar las cosas de forma diferente desde distintos puntos de vista y reconocer que estas determinaciones no pueden tomarse como algo absoluto. (…)
Así, el propósito no es tanto la disolución del ego como la disolución del punto de vista falso sobre el ego. (…)
En el modelo tántrico, Jung halló una analogía con su psicología del inconsciente. Señala que el Tantra trata con contenidos que son `constantemente reproducidos por nuestro inconsciente, en esta forma o en otra… Esto no es misticismo, esto es psicología’. (…)
Pero la diferencia entre el budismo Mahayana y Jung radica en que Jung considera que el inconsciente no puede nunca devenir totalmente consciente y que el proceso de individuación no se completa nunca, mientras que para el budismo es posible conocer todo lo desconocido y llegar a la completa iluminación.
Se debe recordar aquí que, en todo su trabajo, Jung tiene en cuenta únicamente las experiencias psicológicas que pueden establecerse empíricamente y no trata con categorías metafísicas.
Jung dice que el problema básico, tanto en Oriente como en Occidente, `no es tanto un abandono de los objetos de deseo como una actitud más desapegada del deseo como tal, no importa cuál sea su objeto’. (…)
Jung se aproxima más, en muchos aspectos, a las tradiciones orientales que a las occidentales, a pesar de su insistencia en que los occidentales deben permanecer en su propia tradición, sus símbolos y su mitología.
Al igual que los budistas, rechaza los dogmas, únicamente la experiencia interna y subjetiva da validez a la teoría. (…)
La compasión constituye el elemento básico en la filosofía y psicología budistas y, con respecto al budismo tibetano, es inseparable de la sabiduría, el estado iluminado de la mente. (…)
El budismo es uno de los sistemas de desarrollo ético, así como psicológico, más elevados. (…)
Jung, como psicólogo y médico, a través de su trabajo multidimensional y a lo largo de toda su vida, ha recordado al ser humano, el único portador de conciencia, su responsabilidad y obligación ética de transformarse a sí mismo o, en otras palabras, de transformar a Dios.”
(Radmila Moacanin, Dos caminos hacia el corazón : la psicología de Jung y el budismo tibetano)
https://www.facebook.com/pages/La-Dinámica-de-lo-Inconsciente-Carl-Gustav-Jung/556986664317909
Era inevitable que durante los siglos posteriores a la muerte de Buda emergieran diferencias doctrinales y se desarrollara una gran variedad de tradiciones.
Surgieron dos grandes sistemas: Hinayana o `Pequeño Vehículo’, y Mahayana o `Gran Vehículo’ (…)
El Hinayana enfatiza las reglas morales estrictas y la adhesión a austeras normas de conducta. La meta última es alcanzar la propia salvación. (…)
El Mahayana continúa donde el Hinayana abandona: la meta última de los mahayanistas es buscar la salvación, no para ellos mismos sino para beneficio de todos los seres. (…)
El budismo tibetano forma parte del Mahayana. (…) Con el budismo tántrico o Vajrayana –el tercer vehículo, aunque forma parte de la escuela Mahayana, el budismo tibetano alcanza su desarrollo más elevado y magnífico.
Siguiendo el corto camino del tantra, también conocido como el Vehículo del Diamante, el adepto puede alcanzar la iluminación en una sola vida, mientras que, según el pensamiento budista, en todos los demás caminos graduales se necesita mucho tiempo, `eón tras eón’, para alcanzar el estado de Buda.
La palabra sánscrita `tantra’ está relacionada con la idea de tejer: sugiere actividad, continuidad y también interdependencia e interrelación.
El budismo tántrico se basa en la filosofía del Madhyamika, que conforma esencialmente el concepto del Camino del Medio, la visión libre de los dos extremos, eternalismo y nihilismo.
No contempla ni las especulaciones metafísicas ni las prácticas ascéticas de algunas otras sectas. (…)
Gracias a la alquimia y su simbolismo, Jung se dio cuenta de que la transformación de la personalidad ocurre con la interacción entre el ego y el inconsciente, a partir de la cual emerge un nuevo ser
Es un nuevo ser, aunque no enteramente nuevo porque ha estado siempre ahí, pero dormido y escondido en el caos del inconsciente.
El proceso requiere una comunicación abierta entre la mente consciente y su contraparte inconsciente, una sensibilidad hacia las señales del inconsciente, que se comunica en el lenguaje de los símbolos.
Es el diálogo constante entre lo externo y lo interno, la vida mundana y su dimensión simbólica: los sueños, las fantasías, las visiones. (…)
Los dos sistemas aparentemente opuestos, el científico racional y el intuitivo filosófico, no son de ninguna manera contradictorios.
En su libro El Tao de la física, Fritjof Capra apunta a este tema en concreto, y afirma la existencia de paralelismos muy próximos entre los conceptos básicos de la física moderna y las enseñanzas místicas orientales.
Los descubrimientos de la física teórica revelan un universo que es un proceso armónico, unificado, un tejido dinámico de elementos interrelacionados. Éste es, precisamente, el pensamiento fundamental en las filosofías budista y taoísta.
Y para Jung, los sucesos sincrónicos apuntan a `una profunda armonía entre todas las formas de existencia’. Cuando se experimenta como tal, se convierte en un suceso tremendamente poderoso que da al individuo un sentido de trascendencia del tiempo y del espacio. (…)
De la misma forma que la `cura de almas’ era la tarea y el papel de Jung, el sufrimiento y la emancipación del sufrimiento, o liberación, constituye la meta última del budismo. (…)
Las imágenes antropomórficas tántricas son consideradas como arquetipos; no obstante, para el meditador devienen reales. Según Jung, los arquetipos cobran vida cuando adquieren significado para uno mismo.
Como todos los símbolos poderosos, las imágenes tántricas, imbuidas de emoción, ganan numinosidad y proporcionan a los meditadores la energía que los transporta un paso más allá, al interior de otro reino psicológico: el transpersonal, el espiritual. (…)
Junto con las deidades pacíficas y airadas, hay otra categoría de `seres’ que desempeñan un papel importante en el budismo tibetano. Son las llamadas dakinis, que tienen cualidades divinas o demoniacas, y pueden representar el impulso humano de inspiración.
Son personalizaciones femeninas de conocimiento y poderes mágicos, y se las describe como `genios de la meditación y ayudantes espirituales’, capaces de despertar las fuerzas durmientes escondidas en la oscuridad del inconsciente.
La palabra dakini, o en tibetano, khadoma, significa `espacio’ y `eter’, refiriéndose a aquello que hace posible el movimiento. (…)
En Occidente, el símbolo tántrico de la dakini ha sido comparado a veces con el concepto junguiano de uno de los arquetipos más importantes, el del ánima.
Éste último se refiere generalmente al aspecto femenino de la psique masculina. El ánima aparece en diferentes formas y tiene atributos tanto demoniacos como benevolentes. Puede ser una guía y mediadora, conduciendo al hombre a su transformación o a su perdición. (…)
Una dakini puede a veces corresponder al arquetipo del ánima, pero también puede ser igualmente el equivalente del arquetipo del `viejo hombre sabio’. (…)
Pero se debe enfatizar, una vez más, que estas imágenes antropomórficas del panteón tántrico (deidades, yidams y dakinis) no se perciben como seres externos, sino como reflejos de la propia mente individual y se revelan en experiencias internas.
Por ello, toda la variedad de figuras arquetípicas puede aparecer de una forma u otra en distintos momentos y bajo diferentes circunstancias.
La meta es establecer contacto con estas realidades psíquicas y llevarlas a la conciencia o, como diría Jung, traerlas a nuestra propia alma.
Jung reconocía que la función religiosa no es una cuestión de fe o una forma externa en la que el alma está completamente insensible; muy al contrario, está enraizada en la psique humana y anhela expresarse, pero sólo puede descubrirse a través de la propia experiencia directa. (…)
El Sí mismo se hace consciente y se libera de la identificación inconsciente con el ego. En otras palabras, el Sí mismo, Dios, Buda, Vajra Yoguini, debe ser redimido por la conciencia humana. Ésta es la meta última del desarrollo psicológico en el contexto de la psicoterapia de Jung. (…)
El significado de la palabra bardo se deriva de bar que significa `entre’ y de do, que quiere decir `isla’ o `marca’. Por consiguiente, es `una especie de mojón que se levanta entre dos puntos’, y se refiere a un estado intermedio, a un periodo de transición. (…)
Son estados inciertos, tiempos de crisis, en los que la tensión es máxima, pero también son los más fecundos psicológicamente, pues son momentos en los que el cambio puede ocurrir más rápidamente. (…)
`La cuestión no es la conversión en el opuesto, sino la conservación de los valores previos junto con el reconocimiento de su oposición’. [Jung] No se rechaza nada, y no se acepta nada como un absoluto. (…)
El punto central en la filosofía de Nagarjuna es la regla del Camino del Medio, que en la práctica significa: `ver las cosas tal como son, aceptar la posibilidad de determinar las cosas de forma diferente desde distintos puntos de vista y reconocer que estas determinaciones no pueden tomarse como algo absoluto. (…)
Así, el propósito no es tanto la disolución del ego como la disolución del punto de vista falso sobre el ego. (…)
En el modelo tántrico, Jung halló una analogía con su psicología del inconsciente. Señala que el Tantra trata con contenidos que son `constantemente reproducidos por nuestro inconsciente, en esta forma o en otra… Esto no es misticismo, esto es psicología’. (…)
Pero la diferencia entre el budismo Mahayana y Jung radica en que Jung considera que el inconsciente no puede nunca devenir totalmente consciente y que el proceso de individuación no se completa nunca, mientras que para el budismo es posible conocer todo lo desconocido y llegar a la completa iluminación.
Se debe recordar aquí que, en todo su trabajo, Jung tiene en cuenta únicamente las experiencias psicológicas que pueden establecerse empíricamente y no trata con categorías metafísicas.
Jung dice que el problema básico, tanto en Oriente como en Occidente, `no es tanto un abandono de los objetos de deseo como una actitud más desapegada del deseo como tal, no importa cuál sea su objeto’. (…)
Jung se aproxima más, en muchos aspectos, a las tradiciones orientales que a las occidentales, a pesar de su insistencia en que los occidentales deben permanecer en su propia tradición, sus símbolos y su mitología.
Al igual que los budistas, rechaza los dogmas, únicamente la experiencia interna y subjetiva da validez a la teoría. (…)
La compasión constituye el elemento básico en la filosofía y psicología budistas y, con respecto al budismo tibetano, es inseparable de la sabiduría, el estado iluminado de la mente. (…)
El budismo es uno de los sistemas de desarrollo ético, así como psicológico, más elevados. (…)
Jung, como psicólogo y médico, a través de su trabajo multidimensional y a lo largo de toda su vida, ha recordado al ser humano, el único portador de conciencia, su responsabilidad y obligación ética de transformarse a sí mismo o, en otras palabras, de transformar a Dios.”
(Radmila Moacanin, Dos caminos hacia el corazón : la psicología de Jung y el budismo tibetano)
https://www.facebook.com/pages/La-Dinámica-de-lo-Inconsciente-Carl-Gustav-Jung/556986664317909
`La psique crea la realidad todos los días.(James Hillman, Re-imaginar la psicología)
“En un principio es la imagen; primero imaginación, luego percepción; primero fantasía, luego realidad.
O, en palabras de Jung: `La psique crea la realidad todos los días. El único término que puedo utilizar para esta actividad es `fantasía’.’
El hombre es ante todo un hacedor de imágenes, y nuestra sustancia psíquica se compone de imágenes; nuestro ser es un ser imaginal, una existencia en la imaginación.
Somos verdaderamente la materia de la que están hechos los sueños.”
O, en palabras de Jung: `La psique crea la realidad todos los días. El único término que puedo utilizar para esta actividad es `fantasía’.’
El hombre es ante todo un hacedor de imágenes, y nuestra sustancia psíquica se compone de imágenes; nuestro ser es un ser imaginal, una existencia en la imaginación.
Somos verdaderamente la materia de la que están hechos los sueños.”
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