(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, La práctica de la psicoterapia, OC vol. 16)
“Carl
Gustav Jung (1875-1961) publica en 1902 su primer libro. Desde entonces
y hasta su muerte son pocos los años en los que no se edita alguno de
sus escritos. La obra levantada durante este periodo de creación
ininterrumpida está recogida en esta Obra completa que ahora presentamos
en nuestro idioma. (…)
Esperamos que la publicación de esta Obra completa hará posible la creación de una psicología analítica en nuestro idioma y facilitará la investigación antropológica, desde categorías junguianas, de las comunidades históricas que lo hablan. Categorías elaboradas para captar el despliegue de la intrahistoria colectiva, en su diversidad cultural y su unidad de especie, como fundamento de la psique individual.”
(Enrique Galán Santamaría, Presentación de la edición española; en: C. G. Jung, Estudios psiquiátricos, OC vol. I)
“Jung nunca se consideró un adversario de Freud, sino un continuador de su obra. (…)
`Nunca me propuse criticar a Freud, a quien tanto debo. Me ha interesado mucho más continuar por la vía que abrió, promover la investigación de lo inconsciente, tan tristemente desdeñada por su propia escuela’. [C. G. Jung]
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, Freud y el psicoanálisis, OC vol. 4)
“Jung se presenta continuamente como un empírico. Y siempre fue esa su respuesta a quienes le tenían por místico, cuando no visionario. (…)
Las específicas necesidades conceptuales de la psicología analítica, obliga a que los objetos de investigación pertenezcan a las llamadas ciencias del espíritu. En cuanto al lector, esta circunstancia puede crear confusión en mentes no informadas, dando lugar tanto a malentendidos como a usos de la obra de Jung muy alejados del propósito de su autor. (…)
Jung intenta probar la objetividad de la psique, la realidad del alma, mediante la observación de los fenómenos psicológicos definidos según las hipótesis y categorías conceptuales de la psicología analítica, atendiendo al orden general que puede expresarse en leyes. Elabora para ello su hipótesis central de un inconsciente colectivo –psique de la especie en cada individuo-, atemporal, aespacial y fuente del sentido objetivo. (…)
Como empírico, Jung intenta ceñirse a los fenómenos y tener muy presentes los presupuestos que determinan a priori nuestra captación del fenómeno. (…)
Octubre de 1953 (…) [escribe Jung a Pauli:] `Para mí significa mucho ver como nuestros puntos de vista se aproximan entre sí (…) No es ningún placer tener que pasar siempre por esotérico’. (…)
[Carta a Abrams -discípulo y colega de Rhine-, 1957] Al inicio de esta carta puede leerse la declaración de principio que siempre iluminó a Jung: `Como científico me guardo de especulaciones filosóficas y ante todo de conclusiones que sobrepasen las fronteras de la experiencia’.”
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, La dinámica de lo inconsciente, OC vol. 8)
“[La] contextualización histórica es muy necesaria, pues permite asistir al despliegue del rumor –originado en un comentario lanzado por Freud en su Historia del movimiento psicoanalítico- que presenta a Jung como un compañero de viaje de los nazis debido al pretendido antijudaísmo que le llevó a `traicionar’ a Freud. Todo rumor, como ya señaló el mismo Jung en 1910, es un cumplimiento alucinatorio de deseos de carácter grupal que debe ser respondido desde la comprensión de su mensaje inconsciente y no desde la reificación del mensaje consciente y el antagonismo verbal.”
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, Civilización en transición, OC vol. 10)
“Que Jung encuentre en la alquimia el contexto de su propia contribución científica no ha sido bien comprendido en la historia de la psiquiatría, que sólo difícilmente ha aceptado el psicoanálisis clásico como parte de su bagaje. (…)
Puede verse entonces la articulación entre consciencia e inconsciente a lo largo de tres pasos en los que el yo se hace con su sombra, su contraparte sexual y su sí-mismo, que vive inmerso en el unus mundus.
Con la reflexión epistemológica que cierra este libro Carl Gustav Jung abre vías de investigación que orillan toda visión reduccionista de la psique. (…)
En la última edición de las Gesammelte Werke el volumen 14 no consta de dos sino de tres tomos, pues se integra Aurora consurgens, de M.-L. von Franz, del que Mysterium coniunctionis es la introducción. En la edición española no está incluido este libro por razones editoriales.”
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española y Nota editorial; en: C. G. Jung, Mysterium coniunctionis, OC vol. 14)
“1933 Fue también para Jung el inicio de un calvario, al hacerse cargo, como vicepresidente honorario que era, de la presidencia de la alemana Sociedad Médica General de Psicoterapia tras la dimisión de Ernst Kretschmer. La transformación de la Sociedad en una asociación internacional, dado que Jung vivía en Suiza, permitió ofrecer un soporte a quienes, residentes en Alemania, eran perseguidos por las autoridades, generalmente, pero no sólo, por ser judíos.
Las delicadas negociaciones en esta difícil situación política dieron lugar a todo tipo de malentendidos, distorsionando gravemente la imagen de Jung, que será tachado de antisemita desde aquellas fechas. Sin embargo, basta recordar que en 1936 Jung publica `Wotan’, su análisis del fenómeno alemán, e incluso se da el caso del rechazo de Freud en 1938 a una ayuda para salir de Viena que, indirectamente y sin muchas esperanzas, promocionó Jung.
Freud no quería sentirse deudor de sus enemigos, comentó, aunque su casa en Londres la consiguiera gracias a las gestiones del analista junguiano E. A. Bennet.”
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, Sobre el fenómeno del espíritu en el arte y en la ciencia, OC vol. 15)
“Las notas principales de la psicoterapia junguiana: El conflicto es fundamentalmente moral y no una enfermedad en sentido estricto, la relación terapéutica debe ser lo más simétrica posible y dirigida al acrecentamiento de la libertad y autonomía moral del paciente, considerando la transferencia según el modelo de la relación infantil, `inmediatez humana más allá de los meros valores sexuales’.
Frente a cualquier idea de superioridad por parte del analista, Jung señala, como volverá a hacerlo innumerables veces, que `el analista llega siempre con su tratamiento justo hasta donde ha llegado su propio desarrollo moral’. (…)
Jung es muy explícito en la justificación y aceptación de los diversos medios de ejercer psicoterapia y no deja de aplaudir tal diversidad. (…)
Las investigaciones con LSD han verificado la hipótesis de lo inconsciente colectivo y la nueva neurología ha localizado la fisiología del complejo. (…)
`La transferencia es el alfa y omega del psicoanálisis’. Este leitmotiv aparece varias veces en los textos de Jung. La cita que da título a este epígrafe está tomada de `El valor terapéutico de la abreacción’, el escrito más temprano de esta selección, pero también puede leerse en su libro póstumo editado por A. Jaffé, Recuerdos, sueños, pensamientos, y en La psicología de la transferencia. (…)
`La transferencia es el intento del paciente de establecer un rapport psíquico con el médico. El paciente necesita esta relación para superar la disociación’ [C. G. Jung]. Una `relación de confianza de la que depende en última instancia el éxito de la terapia. El paciente puede llegar a conquistar su propia seguridad interior sólo a partir de la seguridad en su relación con la persona del médico’ [C. G. Jung]. (…)
Jung presenta la transferencia fundamentada en el arquetipo de la coniunctio. (…) Jung añade a la concepción freudiana de la transferencia su contenido arquetípico. (…)
`Mi única regla del oficio es considerar el psicoanálisis como una conversación completamente normal y razonable, evitando asimismo cualquier apariencia de conjuro médico’, pues `el objetivo es educar al paciente de tal modo que cure por sí mismo y por su propia determinación, [según] los principios del tratamiento analítico, que quiere evitar cualquier violencia y dejar que todo salga del propio paciente’, en `el camino hacia la libertad que el médico debiera indicar a su enfermo’ [C. G. Jung]. (…)
`El médico cura, nolens volens, mediante su personalidad, esto es, sugestivamente’. En consecuencia, surge la necesidad del `análisis didáctico’, por el cual el médico `se someta primero a un proceso analítico, pues su personalidad es uno de los factores de curación’ [C. G. Jung]. (…)
`Ese fenómeno que representa la crux, o, al menos, the crucial experience de todo análisis más o menos completo, a saber: el problema de la transferencia, del que ya Freud dijo que es central’ [C. G. Jung].”
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, La práctica de la psicoterapia, OC vol. 16)
Esperamos que la publicación de esta Obra completa hará posible la creación de una psicología analítica en nuestro idioma y facilitará la investigación antropológica, desde categorías junguianas, de las comunidades históricas que lo hablan. Categorías elaboradas para captar el despliegue de la intrahistoria colectiva, en su diversidad cultural y su unidad de especie, como fundamento de la psique individual.”
(Enrique Galán Santamaría, Presentación de la edición española; en: C. G. Jung, Estudios psiquiátricos, OC vol. I)
“Jung nunca se consideró un adversario de Freud, sino un continuador de su obra. (…)
`Nunca me propuse criticar a Freud, a quien tanto debo. Me ha interesado mucho más continuar por la vía que abrió, promover la investigación de lo inconsciente, tan tristemente desdeñada por su propia escuela’. [C. G. Jung]
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, Freud y el psicoanálisis, OC vol. 4)
“Jung se presenta continuamente como un empírico. Y siempre fue esa su respuesta a quienes le tenían por místico, cuando no visionario. (…)
Las específicas necesidades conceptuales de la psicología analítica, obliga a que los objetos de investigación pertenezcan a las llamadas ciencias del espíritu. En cuanto al lector, esta circunstancia puede crear confusión en mentes no informadas, dando lugar tanto a malentendidos como a usos de la obra de Jung muy alejados del propósito de su autor. (…)
Jung intenta probar la objetividad de la psique, la realidad del alma, mediante la observación de los fenómenos psicológicos definidos según las hipótesis y categorías conceptuales de la psicología analítica, atendiendo al orden general que puede expresarse en leyes. Elabora para ello su hipótesis central de un inconsciente colectivo –psique de la especie en cada individuo-, atemporal, aespacial y fuente del sentido objetivo. (…)
Como empírico, Jung intenta ceñirse a los fenómenos y tener muy presentes los presupuestos que determinan a priori nuestra captación del fenómeno. (…)
Octubre de 1953 (…) [escribe Jung a Pauli:] `Para mí significa mucho ver como nuestros puntos de vista se aproximan entre sí (…) No es ningún placer tener que pasar siempre por esotérico’. (…)
[Carta a Abrams -discípulo y colega de Rhine-, 1957] Al inicio de esta carta puede leerse la declaración de principio que siempre iluminó a Jung: `Como científico me guardo de especulaciones filosóficas y ante todo de conclusiones que sobrepasen las fronteras de la experiencia’.”
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, La dinámica de lo inconsciente, OC vol. 8)
“[La] contextualización histórica es muy necesaria, pues permite asistir al despliegue del rumor –originado en un comentario lanzado por Freud en su Historia del movimiento psicoanalítico- que presenta a Jung como un compañero de viaje de los nazis debido al pretendido antijudaísmo que le llevó a `traicionar’ a Freud. Todo rumor, como ya señaló el mismo Jung en 1910, es un cumplimiento alucinatorio de deseos de carácter grupal que debe ser respondido desde la comprensión de su mensaje inconsciente y no desde la reificación del mensaje consciente y el antagonismo verbal.”
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, Civilización en transición, OC vol. 10)
“Que Jung encuentre en la alquimia el contexto de su propia contribución científica no ha sido bien comprendido en la historia de la psiquiatría, que sólo difícilmente ha aceptado el psicoanálisis clásico como parte de su bagaje. (…)
Puede verse entonces la articulación entre consciencia e inconsciente a lo largo de tres pasos en los que el yo se hace con su sombra, su contraparte sexual y su sí-mismo, que vive inmerso en el unus mundus.
Con la reflexión epistemológica que cierra este libro Carl Gustav Jung abre vías de investigación que orillan toda visión reduccionista de la psique. (…)
En la última edición de las Gesammelte Werke el volumen 14 no consta de dos sino de tres tomos, pues se integra Aurora consurgens, de M.-L. von Franz, del que Mysterium coniunctionis es la introducción. En la edición española no está incluido este libro por razones editoriales.”
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española y Nota editorial; en: C. G. Jung, Mysterium coniunctionis, OC vol. 14)
“1933 Fue también para Jung el inicio de un calvario, al hacerse cargo, como vicepresidente honorario que era, de la presidencia de la alemana Sociedad Médica General de Psicoterapia tras la dimisión de Ernst Kretschmer. La transformación de la Sociedad en una asociación internacional, dado que Jung vivía en Suiza, permitió ofrecer un soporte a quienes, residentes en Alemania, eran perseguidos por las autoridades, generalmente, pero no sólo, por ser judíos.
Las delicadas negociaciones en esta difícil situación política dieron lugar a todo tipo de malentendidos, distorsionando gravemente la imagen de Jung, que será tachado de antisemita desde aquellas fechas. Sin embargo, basta recordar que en 1936 Jung publica `Wotan’, su análisis del fenómeno alemán, e incluso se da el caso del rechazo de Freud en 1938 a una ayuda para salir de Viena que, indirectamente y sin muchas esperanzas, promocionó Jung.
Freud no quería sentirse deudor de sus enemigos, comentó, aunque su casa en Londres la consiguiera gracias a las gestiones del analista junguiano E. A. Bennet.”
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, Sobre el fenómeno del espíritu en el arte y en la ciencia, OC vol. 15)
“Las notas principales de la psicoterapia junguiana: El conflicto es fundamentalmente moral y no una enfermedad en sentido estricto, la relación terapéutica debe ser lo más simétrica posible y dirigida al acrecentamiento de la libertad y autonomía moral del paciente, considerando la transferencia según el modelo de la relación infantil, `inmediatez humana más allá de los meros valores sexuales’.
Frente a cualquier idea de superioridad por parte del analista, Jung señala, como volverá a hacerlo innumerables veces, que `el analista llega siempre con su tratamiento justo hasta donde ha llegado su propio desarrollo moral’. (…)
Jung es muy explícito en la justificación y aceptación de los diversos medios de ejercer psicoterapia y no deja de aplaudir tal diversidad. (…)
Las investigaciones con LSD han verificado la hipótesis de lo inconsciente colectivo y la nueva neurología ha localizado la fisiología del complejo. (…)
`La transferencia es el alfa y omega del psicoanálisis’. Este leitmotiv aparece varias veces en los textos de Jung. La cita que da título a este epígrafe está tomada de `El valor terapéutico de la abreacción’, el escrito más temprano de esta selección, pero también puede leerse en su libro póstumo editado por A. Jaffé, Recuerdos, sueños, pensamientos, y en La psicología de la transferencia. (…)
`La transferencia es el intento del paciente de establecer un rapport psíquico con el médico. El paciente necesita esta relación para superar la disociación’ [C. G. Jung]. Una `relación de confianza de la que depende en última instancia el éxito de la terapia. El paciente puede llegar a conquistar su propia seguridad interior sólo a partir de la seguridad en su relación con la persona del médico’ [C. G. Jung]. (…)
Jung presenta la transferencia fundamentada en el arquetipo de la coniunctio. (…) Jung añade a la concepción freudiana de la transferencia su contenido arquetípico. (…)
`Mi única regla del oficio es considerar el psicoanálisis como una conversación completamente normal y razonable, evitando asimismo cualquier apariencia de conjuro médico’, pues `el objetivo es educar al paciente de tal modo que cure por sí mismo y por su propia determinación, [según] los principios del tratamiento analítico, que quiere evitar cualquier violencia y dejar que todo salga del propio paciente’, en `el camino hacia la libertad que el médico debiera indicar a su enfermo’ [C. G. Jung]. (…)
`El médico cura, nolens volens, mediante su personalidad, esto es, sugestivamente’. En consecuencia, surge la necesidad del `análisis didáctico’, por el cual el médico `se someta primero a un proceso analítico, pues su personalidad es uno de los factores de curación’ [C. G. Jung]. (…)
`Ese fenómeno que representa la crux, o, al menos, the crucial experience de todo análisis más o menos completo, a saber: el problema de la transferencia, del que ya Freud dijo que es central’ [C. G. Jung].”
(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, La práctica de la psicoterapia, OC vol. 16)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias por el texto
ResponderEliminar