miércoles, 25 de mayo de 2016

DESDE LO PROFUNDO DEL ALMA.



El alma es lo vivo en el hombre, lo vivo y causante de vida por sí mismo. El alma, con astucia y juego engañosos, arrastra a la vida la inercia de la materia que no quiere vivir. Convence de cosas increíbles para que la vida sea vivida. Está llena de trampas para que el hombre caiga, toque la tierra y allí se enrede y se quede, y de ese modo la vida sea vivida; tal como Eva en el paraíso no puede dejar de convencer a Adán de la bondad de la manzana prohibida. Si no fuera por la vivacidad y la irisación del alma, el hombre se hubiera detenido dominado por su mayor pasión, la inercia. Un cierto tipo de racionalidad es su abogado, y un cierto tipo de moralidad le da su bendición. Pero el tener alma es el atrevimiento de la vida, porque el alma es un demonio dispensador de vida, que juega su juego élfico por debajo y por arriba de la existencia humana. (...) Es verdad que el alma es impulso vital, pero además tiene algo extrañamente significativo, algo así como un sabersecreto o sabiduría oculta, en notable oposición con su naturaleza élfica irracional... Este aspecto de sabiduría sólo se manifiesta a quien dialoga con el alma. Sólo ese pesado trabajo deja ver en medida creciente que por detrás del juego cruel con el destino humano hay algo así como una secreta intención que parece corresponder a un conocimiento superior de las leyes de la vida.”

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